El Teatro Real vuelve a la carga con un deslumbrante OCASO DE LOS DIOSES de RICHARD WAGNER (1876) donde Pablo Heras-Casado y Manfred Voss hacen magia en una obra de mas de 5 horas que se me pasaron voladas.
Debería aplaudir a otros tantos artistas que ayer nos dedicaron su mejor versión pero sobre todo llamar la atención sobre tres cuestiones:
- Para que un espectáculo como es la ópera te tenga absorto durante mas de 5 horas muchas personas han tenido que hacer muy bien su trabajo. Enhorabuena. Hay un trabajo impresionante por detrás.
- Sobre la puesta en escena; La iluminación viste muy bien la obra. Me gustó sobre todo el juego expresionista con las sombras, sus recortes en el cuadro y la iluminación durante el sueño de Hagen.
Quiero felicitarles y darles las gracias. Ayer disfruté muchísimo.
Las obras del Teatro Real siempre elevan el mensaje de la cultura. Lo que es menos visible es la calidad con la que tantos profesionales técnicos expresan su capacidad y amor por el arte.
Trabajar en una obra del Teatro Real debe signigicar elevar la cultura y colocar al espectador en un lugar en el que no nos habíamos planteado estar. Ejemplifica como el talento debe ir acompañado de buenos equipos pero sobre todo de buenos profesionales. Cada persona que sale a escena y cada una de las que está entre bambalinas representan a la cultura y por eso, en su creación, se respira el respeto de los unos a los otros.
En el sector audiovisual y en el sector broadcast no tenemos el recorrido histórico que tiene el teatro, la ópera, el ballet. Somos igualmente parte de un espectáculo y ojala, nuestro modelo de trabajo tambien suponga en el futuro el esfuerzo de una carrera como solfeo o la posibilidad de rodearnos de creativos como Richard Wagner quien casi dos siglos despues, nos ha removido en una trama épica a los ojos de Pablo Heras-Casado y de la que hasta JR Tolkien parece que sacó alguna buena idea.